30 de abril de 2025
Myanmar

Un terremoto de magnitud 7,7 sacudió Myanmar el viernes 28 de marzo, dejando un saldo devastador: más de 3 mil personas fallecidas y miles de heridos, según cifras preliminares. El epicentro se localizó en la región de Sagaing, pero los mayores daños se concentraron en Mandalay, la segunda ciudad más poblada del país y conocida históricamente como la “ciudad de oro”.

🏚️ Mandalay: de símbolo cultural a zona de desastre

Fundada en 1857 y antigua capital real de Birmania, Mandalay era un símbolo de riqueza cultural y espiritual. Hoy, su paisaje está marcado por escombros, luto y desesperación. La infraestructura, ya debilitada por años de conflicto armado interno, colapsó frente al poder destructivo del sismo.

«He visto a mucha gente, incluyéndome a mí, agazapada y llorando a gritos en las calles», relató “J”, una joven residente, a la BBC.

🚨 Cifras alarmantes y rescate limitado

El Servicio de Bomberos de Mandalay reportó haber rescatado a 403 personas y recuperado 259 cuerpos en los últimos días. No obstante, se teme que el número real de víctimas sea mucho mayor. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) estima que la cifra de muertos podría superar los 10 mil.

Mientras tanto, los crematorios están colapsados y faltan bolsas para cadáveres. En edificios como el condominio Sky Villa, aún habría más de 100 cuerpos atrapados bajo los escombros, según testimonios de residentes.

🧒 Infancia traumatizada, ayuda restringida

Los niños y niñas han sido especialmente afectados. Un pastor local relató que su hijo de 8 años sufrió crisis nerviosas tras presenciar la destrucción total de su vecindario. A pesar de la magnitud del desastre, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han denunciado restricciones impuestas por la junta militar que dificultan la entrega de ayuda humanitaria.

«La junta militar de Myanmar aún infunde miedo, incluso tras un terrible desastre natural», señaló Bryony Lau, subdirectora de HRW para Asia.

🕯️ Duelo nacional y ayuda insuficiente

El 1 de abril, Myanmar guardó un minuto de silencio por las víctimas. Se decretó una semana de luto nacional, con banderas a media asta y suspensión de emisiones en medios estatales. Países como Rusia y China comenzaron a enviar ayuda, pero los esfuerzos siguen siendo insuficientes.

«Es simplemente difícil para los socorristas gestionar una destrucción tan masiva de forma eficiente», declaró nuevamente “J”.