
Enfermedad renal crónica afecta al 12 % de la población en México; 80 % de los casos no están diagnosticados
La enfermedad renal crónica (ERC) impacta al 12 % de la población en México, pero cerca del 80 % de los afectados desconoce su diagnóstico, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves e incluso la muerte, advirtió este miércoles la especialista Alexandra Arias Mendoza.
«Se estima que al menos ocho de cada 10 personas con algún grado de enfermedad renal crónica no lo saben», explicó Arias Mendoza, jefa del Departamento de Urgencias y de la Unidad Coronaria del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”.
En el marco del Día Mundial del Riñón, que se conmemora cada 13 de marzo, la experta destacó que la ERC ha aumentado en México debido a enfermedades como la diabetes, cuya alta prevalencia es un factor determinante en el deterioro de la función renal.
«Sabemos que en México el porcentaje de población diabética es elevado, y la principal complicación es la necesidad de un tratamiento de sustitución renal debido al daño provocado por la diabetes», explicó.
Hasta 2022, se estimaba que el 14 % de los mexicanos mayores de 18 años vivían con diabetes. De este grupo, entre el 40 y 45 % desarrollará algún grado de daño renal, y entre el 10 y 12 % requerirá terapia de reemplazo renal, como diálisis o trasplante.
Arias Mendoza alertó que, para 2045, se proyecta que 783 millones de personas en el mundo padecerán diabetes, lo que aumentará la incidencia de complicaciones renales.
Actualmente, la ERC afecta a más de 700 millones de personas a nivel global y es la séptima causa de mortalidad. Su progresión puede provocar insuficiencia renal e incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
«Entre los pacientes con ERC, hasta un 40 % tiene diabetes y cerca del 30 % padece insuficiencia cardiaca. Sin una estrategia integral de atención, el riesgo de hospitalización y muerte se eleva significativamente», señaló.
El uso de terapias iSGLT2 ha demostrado ser un avance clave en el tratamiento de la ERC, ya que ralentizan su progresión, reducen el riesgo de muerte por causas renales y cardiovasculares y mejoran la calidad de vida de los pacientes.
Arias Mendoza subrayó la importancia de la prevención mediante acciones como el monitoreo de glucosa, lípidos y creatinina, el control de peso y presión arterial, evitar el tabaquismo, dormir al menos ocho horas, hacer ejercicio y mantener una alimentación equilibrada.