Fuente: Internet
Cada 8 de mayo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario, una fecha clave para visibilizar una enfermedad que representa un desafío urgente en salud pública a nivel global. El 70% de los casos se detectan en etapas avanzadas, ya que sus síntomas suelen confundirse con otras afecciones: distensión abdominal, dolor pélvico, náuseas, vómito y urgencia urinaria.
En México, se diagnostican cerca de 5,000 casos al año, y el cáncer de ovario es tres veces más letal que el de mama, según datos oficiales. Esta alta tasa de mortalidad se relaciona directamente con el retraso en el diagnóstico, ya que no existen pruebas de detección específicas como en otros cánceres ginecológicos.
En entrevista exclusiva para NotiPress, el Dr. Pedro Ramírez, gineco-oncólogo y jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Houston Methodist, compartió los avances más recientes en el tratamiento de esta enfermedad. El especialista explicó que ahora es posible aplicar un perfil molecular personalizado, lo que permite identificar receptores específicos en los tumores y ajustar los tratamientos farmacológicos de manera más precisa y efectiva.
“Evaluamos los factores moleculares que impactan específicamente los tumores y buscamos receptores a ciertos medicamentos. Esto mejora la respuesta terapéutica frente a la quimioterapia convencional”, detalló Ramírez.
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Además, destacó el uso de tecnología avanzada como el análisis de células tumorales circulantes, que permite detectar ADN maligno en sangre y anticipar posibles recaídas tras la quimioterapia inicial. Este enfoque amplía las opciones de tratamiento y seguimiento para pacientes en etapas críticas.
El Dr. Ramírez también lidera un estudio que compara la cirugía mínimamente invasiva (CMI) con la cirugía abierta en casos de cáncer epitelial de ovario. Los primeros resultados, obtenidos con una muestra de 100 mujeres, indican que la CMI es segura en ciertos casos específicos. No obstante, subrayó que la cirugía abierta sigue siendo el tratamiento más adecuado en fases avanzadas.
“Para el cáncer de ovario avanzado, la mejor opción sigue siendo la cirugía abierta. Las pacientes que opten por cirugía mínimamente invasiva deben hacerlo dentro de un estudio clínico y siempre con acompañamiento de quimioterapia”, puntualizó.
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Uno de los mayores retos sigue siendo la detección temprana. A diferencia de otros tipos de cáncer, no existen pruebas rutinarias para el diagnóstico del cáncer de ovario. El especialista recomendó que mujeres mayores de 50 años que presenten síntomas persistentes acudan al médico para una evaluación completa, incluyendo ultrasonido, tomografía y análisis de sangre como el marcador CA-125.
Además, alertó sobre la importancia de los antecedentes familiares:
“Si una mujer tiene historial familiar de cáncer de ovario o de mama, debe insistir en una evaluación exhaustiva ante cualquier síntoma sospechoso”, concluyó.
