
Los aranceles del 50% impuestos por Estados Unidos a los productos de la India entraron en vigor este miércoles, en una medida que el presidente Donald Trump justificó como represalia por las compras de petróleo y armas rusas por parte de Nueva Delhi. Además, Washington estableció un gravamen adicional del 25% a las transacciones con Rusia, que continúa siendo un proveedor clave de fondos para la guerra en Ucrania.
El gobierno indio calificó los aranceles de injustos y aseguró que continuará priorizando el «mejor trato» en la compra de energía para proteger a sus 1.400 millones de habitantes. Sin embargo, la medida amenaza con afectar el crecimiento de la quinta economía mundial, donde Estados Unidos era hasta hace poco su principal socio comercial.
Narendra Modi, primer ministro indio, prometió amortiguar el golpe con recortes fiscales y reformas tributarias. «Deberíamos ser autosuficientes, no por desesperación, sino por orgullo», declaró durante el Día de la Independencia en Nueva Delhi, instando a la población a consumir y producir bienes hechos en India bajo el lema Swadeshi, término acuñado en India durante la época de la independencia del país para referirse a la autonomía economía ante el imperio británico.
Entre las medidas anunciadas se incluye la revisión del impuesto sobre bienes y servicios (GST), que pasará a un sistema simplificado de dos niveles. Según estimaciones de la firma Jeffries, esta reforma equivaldría a un estímulo fiscal cercano a los 20 mil millones de dólares. Analistas de Morgan Stanley señalaron que el paquete tributario y los recortes al impuesto sobre la renta, vigentes desde abril de 2025, darán un impulso directo al consumo privado, que representa cerca del 60% del PIB indio.
Sectores como automóviles pequeños, scooters, prendas de vestir y cemento se perfilan entre los beneficiados de estas medidas, especialmente en el periodo previo a la festividad de Diwali. UBS indicó que la reducción del GST tendrá un «efecto multiplicador» mayor que los recortes de impuestos corporativos previos, al impactar directamente en el punto de compra.
El banco central de la India, que ya ha recortado las tasas de interés en 1% en los últimos meses, podría profundizar esta política para estimular préstamos y dinamizar la economía. Además, se prevé un aumento salarial para cinco millones de empleados públicos y 6,8 millones de jubilados a inicios de 2026, lo que añadiría liquidez al mercado interno.
Los mercados financieros locales reaccionaron con optimismo y la agencia S&P Global otorgó a India una mejora en su calificación soberana después de 18 años, una señal que podría reducir el costo de endeudamiento del gobierno y atraer más inversión extranjera.
No obstante, los especialistas advierten que la economía india enfrenta un escenario complejo: la desaceleración del crecimiento respecto al 8% de años previos y la cancelación de negociaciones comerciales con Estados Unidos agravan la crisis externa. En este contexto, los nuevos aranceles del 50% representan un desafío sin precedentes en la relación entre dos de las economías más grandes y dinámicas del mundo.