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En medio de expectativa mundial, los cardenales comenzaron a instalarse este martes en el Vaticano para participar en el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años.
El Vaticano difundió imágenes de la Capilla Sixtina, ya lista para la histórica elección: largas mesas cubiertas con telas marrones y rojas llevan el nombre de cada uno de los 133 cardenales electores. A partir de este miércoles a las 15:00 (hora local), se suspenderán todas las comunicaciones dentro del recinto para garantizar el aislamiento total de los participantes.
Durante el cónclave, los cardenales permanecerán incomunicados, sin teléfonos móviles ni acceso a internet, y deberán guardar absoluto secreto sobre todo lo relativo al proceso, bajo pena de excomunión. Incluso el personal que los asiste —médicos, personal de limpieza, comedor y ascensores— ha jurado confidencialidad.
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Cónclave sin favoritos
La identidad del futuro pontífice permanece en el terreno de la especulación. A diferencia de elecciones pasadas, este cónclave se perfila como abierto y sin un claro favorito. «Existen al menos cinco o seis personalidades que podrían ser elegidas», declaró el cardenal Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel, al diario Corriere della Sera. «Pero no hay ninguno que aplaste a los demás, ninguno del que se pueda pensar: será él», añadió.
Los cardenales, provenientes de 70 países, han celebrado reuniones preparatorias en las que discutieron asuntos clave como la unidad de la Iglesia, la gestión financiera del Vaticano, los escándalos de abusos sexuales, y el perfil ideal del próximo líder espiritual.
«Se esbozó el perfil de un papa pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de una Iglesia samaritana, cercana a las necesidades y heridas de la humanidad», informó el servicio de prensa del Vaticano.
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Preparativos y expectativas
El elevado número de participantes obligó a ampliar el alojamiento tradicional. Aparte de la residencia Santa Marta —que desde 2005 acoge a los cardenales durante el cónclave y que fue hogar del papa Francisco— se habilitó un edificio contiguo para hospedar a más cardenales. Las habitaciones fueron asignadas por sorteo.
Este miércoles por la mañana, los electores participarán en una misa en la basílica de San Pedro, y por la tarde ingresarán a la Capilla Sixtina. A partir de entonces, el mundo volverá su mirada a la chimenea instalada en el tejado: el humo blanco anunciará que el nuevo papa ha sido elegido; el humo negro, que aún no hay consenso.
Las últimas dos elecciones papales —Benedicto XVI en 2005 y Francisco en 2013— se resolvieron en apenas dos días. Sin embargo, se anticipa que este cónclave podría extenderse más, dada la diversidad del Colegio Cardenalicio y la complejidad del contexto eclesial y geopolítico actual.
Mientras tanto, en la Plaza de San Pedro, fieles y turistas se congregan en espera de la señal que anunciará al mundo al nuevo pontífice, quien heredará el desafío de guiar a la Iglesia tras un papado marcado por reformas, tensiones internas y llamados insistentes a la paz global.