15 de mayo de 2025
Contaminacion

Fuente: Internet

Una preocupante realidad ambiental golpea a Estados Unidos: el 46% de la población vive en zonas con niveles peligrosos de contaminación del aire, reveló este miércoles el informe anual Estado del Aire 2025, elaborado por la Asociación Americana del Pulmón (ALA, por sus siglas en inglés). El reporte, que abarca el periodo 2021-2023, advierte que más de 156 millones de personas respiran aire con calificaciones «reprobables» por la presencia de ozono y partículas finas (PM2.5), lo que representa un aumento de 25 millones respecto al informe anterior.

Entre los hallazgos más alarmantes destaca el impacto desproporcionado en comunidades latinas, particularmente en estados como California y Arizona, donde la mayoría de esta población reside en condados con mala calidad del aire. Según la ALA, las personas hispanas en EE.UU. tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en zonas insalubres en comparación con la población blanca no hispana.

Desigualdad ambiental: el aire contaminado afecta más a los latinos

El informe evidencia una brecha racial y social en la exposición a contaminantes atmosféricos. En California, por ejemplo, el 91 % de los latinos vive en condados con al menos una calificación negativa en calidad del aire, frente al 85 % de la población blanca. Situaciones similares se reportan en Arizona (86 % vs. 83 %), Pensilvania (82 % vs. 63 %) y Michigan (74 % vs. 63 %).

Además, una persona perteneciente a una minoría racial o étnica en EE.UU. tiene 2,25 veces más probabilidades de vivir en una comunidad con niveles reprobables en las tres métricas clave de contaminación: ozono, partículas finas anuales y partículas a corto plazo.

Aunque las minorías representan el 41,2 % de la población total del país, constituyen más del 51 % de los habitantes en áreas con mala calidad del aire.

Cambio climático y contaminación: una combinación peligrosa

El presidente de la ALA, Harold Wimmer, subrayó que el cambio climático está agravando el problema de la contaminación del aire, especialmente con el aumento de los incendios forestales y las olas de calor extremo. “La contaminación del aire está provocando ataques de asma en niños, afectando a trabajadores al aire libre y contribuyendo al bajo peso al nacer”, explicó Wimmer.

Durante el periodo analizado, más de 77 millones de personas estuvieron expuestas a niveles de partículas catalogadas como “poco saludables” o “muy poco saludables”. Las ciudades más afectadas por la contaminación por partículas a corto plazo son en su mayoría del oeste del país, encabezadas por Bakersfield (California), Fairbanks (Alaska) y Eugene (Oregón). En cuanto a partículas anuales, Bakersfield lidera nuevamente, seguida por Visalia, Fresno y Los Ángeles.

La contaminación por ozono (esmog), altamente dañina para los pulmones, también se ha intensificado, afectando a más de 125 millones de personas, un aumento de 24,6 millones frente al año anterior. Este tipo de contaminación puede provocar dificultades respiratorias, ataques de asma e incluso acortar la esperanza de vida.

Falta de monitoreo: millones expuestos sin saberlo

Otro dato preocupante del informe es que 72,8 millones de personas viven en condados donde no existen monitores oficiales para medir el ozono o las partículas finas, lo que impide evaluar de manera precisa su exposición real a estos contaminantes.

Solo dos ciudades de todo el paísBangor (Maine) y San Juan (Puerto Rico)— lograron una calificación sobresaliente en las tres métricas de calidad del aire, lo que refleja un deterioro generalizado de la salud ambiental en Estados Unidos.

Llamado urgente a defender la EPA

La Asociación Americana del Pulmón hizo un llamado urgente para proteger a la Agencia de Protección Ambiental (EPA), cuyos programas enfrentan recortes presupuestales y amenazas de reestructuración. “Sin la EPA, las familias no sabrán qué hay en el aire que respiran y los avances logrados podrían desmoronarse”, advirtió Wimmer.

Este informe no solo retrata una emergencia sanitaria silenciosa, sino también una crisis ambiental y de justicia social que exige medidas urgentes para proteger la salud pública, especialmente de las comunidades más vulnerables.