13 de noviembre de 2025
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El 11 de noviembre de 1918, a las 5:15 de la mañana, representantes del Imperio Alemán y de los Aliados firmaron el armisticio que marcó el fin de la Primera Guerra Mundial. El documento fue rubricado en un vagón de tren estacionado en el bosque de Compiègne, a 80 kilómetros de París. El mariscal francés Ferdinand Foch, en nombre de Francia y el Reino Unido, y Matthias Erzberger, por parte del gobierno alemán, encabezaron el encuentro diplomático.

Por instrucción directa de Foch, no se permitió el ingreso de fotógrafos ni periodistas al vagón CIWL 2419 durante la ceremonia. Solo estuvieron presentes un oficial francés y dos británicos. Esa decisión, tomada en uno de los momentos más relevantes del siglo XX, evitó la existencia de registros visuales del instante en que se acordó el fin del conflicto armado global.

Así, el texto del armisticio estableció condiciones exigentes para Alemania, incluyendo la pérdida de territorios, indemnizaciones económicas, desmilitarización forzada y liberación unilateral de prisioneros. Los barcos aliados obtuvieron libre acceso a aguas alemanas, mientras se mantenía el bloqueo naval. La firma del acuerdo, bajo esos términos, fue interpretada por la delegación germana como una rendición total.

De este mod, el cese de hostilidades fue programado para las 11:11 de esa misma jornada, lo que implicó un intervalo de seis horas entre la firma y la entrada en vigor del armisticio. Durante ese lapso, los enfrentamientos continuaron en múltiples frentes y se reportaron miles de muertes adicionales antes del silencio definitivo de los cañones.

Tras la conclusión del conflicto, el vagón utilizado fue trasladado a París por orden de Foch. Allí permaneció expuesto ante el público frente al monumento de Los Inválidos como parte de la conmemoración de la victoria. La elección de un vagón ferroviario, en lugar de un espacio institucional, sumado a la ausencia de prensa, configuró un escenario reservado, distinto a las prácticas habituales en diplomacia de alto nivel.

Décadas después, el mismo vagón sería utilizado por Adolf Hitler para exigir la rendición de Francia en junio de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial. La escena se replicó en el mismo bosque y con la misma disposición de lugares, en un acto que buscaba invertir el símbolo original de la derrota alemana.

Tras la caída del régimen nazi, las fuerzas francesas buscaron recuperar el vagón CIWL 2419, sin éxito. Existen dos versiones sobre su destino final: una lo sitúa destruido en un accidente ferroviario; otra sostiene que fue dinamitado por órdenes directas del propio Hitler antes del final de la guerra.

Hoy, en el Museo del Armisticio de Compiègne, se conservan fragmentos del CIWL 2419 y documentos asociados al evento. La firma sin registro gráfico ha dejado uno de los episodios más significativos del siglo XX sin imagen directa, marcado únicamente por los testimonios oficiales de los presentes.