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En un hecho sin precedentes para la Iglesia Católica, Robert Prevost, nacido en Chicago, Estados Unidos, y nacionalizado peruano en 2015, fue elegido como Papa León XIV. Su elección ha despertado un gran interés internacional debido a su doble identidad nacional y a su profunda conexión pastoral con el Perú.
Una vocación misionera en Perú
Prevost inició su misión pastoral en 1985 en la ciudad de Chiclayo, en el norte peruano. Más tarde, extendió su labor a Trujillo y el Callao, donde consolidó una trayectoria centrada en la cercanía con las comunidades locales. En reconocimiento a su trabajo, fue designado arzobispo emérito de Chiclayo por el Papa Francisco.
Durante su gestión en la arquidiócesis de Chiclayo, enfrentó acusaciones relacionadas con casos de abuso sexual, aunque posteriormente fue descartado cualquier encubrimiento, incluso cuando sectores conservadores vinculados al Sodalicio intentaron involucrarlo. En su defensa, tanto la arquidiócesis como diversos medios progresistas dentro de la Iglesia salieron a aclarar las acusaciones y exponer los intereses detrás de los señalamientos.
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De Chiclayo al corazón del Vaticano
Gracias a su perfil pastoral y capacidad de liderazgo, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, una posición clave dentro de la estructura vaticana. En este rol, Prevost fue uno de los principales responsables en la designación de obispos a nivel mundial, colaborando estrechamente con el pontífice.
La prensa internacional, como el diario italiano La Repubblica, describió a Prevost como «el menos estadounidense de los estadounidenses», haciendo referencia a la tradicional reticencia a que un ciudadano estadounidense llegara al papado, por posibles implicaciones políticas o de injerencia extranjera.
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Continuidad de las reformas del Papa Francisco
La elección de Prevost ocurrió en un contexto en el que 108 de los 135 cardenales electores fueron designados por el Papa Francisco, lo que refleja un alineamiento doctrinal y pastoral con el nuevo pontífice. En declaraciones recientes, León XIV expresó su respaldo a las reformas impulsadas por Francisco, afirmando: «No podemos parar, no podemos retroceder con relación a las reformas planteadas por el Papa Francisco.»
La gran finalización de su camino pastoral en Perú, combinada con su influencia en el nombramiento de cardenales y obispos, consolidaron un perfil que representa la renovación eclesiástica con raíces latinoamericanas.