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Hollywood enfrenta una nueva barrera económica tras la orden del expresidente Trump, que busca revivir la industria cinematográfica nacional.
El expresidente Donald Trump anunció este domingo una medida que sacude a la industria del entretenimiento: todas las producciones cinematográficas estadounidenses filmadas fuera del país deberán pagar un arancel del 100%. El impuesto tendrá efecto inmediato, lo que pone en riesgo económico a múltiples estrenos previstos para el verano de 2025.
La decisión fue publicada en Truth Social, donde Trump declaró que “la industria cinematográfica estadounidense está muriendo rápidamente” y que “Hollywood, y muchas otras zonas de Estados Unidos, están siendo devastadas”. Concluyó su mensaje con el lema: “¡Queremos cine hecho en Estados Unidos, otra vez!”
Las películas afectadas por el arancel
Entre las producciones que enfrentarán este nuevo impuesto destacan:
- Misión Imposible: Sentencia Final (Paramount Pictures), protagonizada por Tom Cruise, con rodajes en Reino Unido, Malta, Sudáfrica y Noruega.
- F1, con Brad Pitt y producida por Apple Studios, rodada en Gran Bretaña, Hungría, Italia, Países Bajos, Japón y Abu Dhabi, además de una única locación en Las Vegas.
- Destino Final: Lazos de sangre y Karate Kid: Leyendas, filmadas en Canadá.
- Ballerina, protagonizada por Keanu Reeves y Ana de Armas, rodada en Croacia, Hungría y República Checa.
- Cómo entrenar a tu dragón (live action), coproducción entre EE.UU. y Reino Unido, filmada en Irlanda del Norte.
- Jurassic World: Rebirth, con Scarlett Johansson y Manuel García-Rulfo, grabada en Reino Unido, Malta y Tailandia.
- Los 4 Fantásticos: Primeros pasos, que se filmó en Reino Unido y España y cuyo estreno está previsto para julio.
Producciones exentas del arancel
Algunas cintas quedan fuera de esta medida por haberse filmado íntegramente en territorio estadounidense:
- Lilo & Stitch, grabada en Hawái.
- Superman, rodada en Cleveland, Ohio.
Impacto para la industria
Esta política podría tener efectos económicos devastadores tanto para los estudios de cine, como para las cadenas de distribución y exhibición. El incentivo para filmar en otros países —por costos más bajos y apoyos fiscales— podría desaparecer, obligando a los estudios a repensar sus estrategias de producción y localización.
Además, algunos expertos advierten que la medida podría generar tensiones comerciales internacionales con países como Reino Unido, Canadá, Irlanda y Malta, donde la industria fílmica estadounidense ha encontrado locaciones frecuentes y beneficios económicos.