
Fuente: AFP
Una ovación espontánea y ensordecedora recorrió la Plaza de San Pedro cuando, a las 18:08 horas (tiempo local), una columna de humo blanco emergió de la chimenea del tejado de la Capilla Sixtina, anunciando al mundo la elección de un nuevo pontífice.
Miles de personas, entre fieles, turistas y peregrinos de diversos países, rompieron en aplausos y vítores al presenciar la tradicional fumata blanca, símbolo inconfundible de que los cardenales reunidos en cónclave han llegado a un consenso y han elegido al sucesor del papa emérito Francisco.
Casi de inmediato, las campanas de la Basílica de San Pedro repicaron con fuerza, un sonido que se extendió por todo el Vaticano y más allá, marcando uno de los momentos más solemnes y emotivos para la Iglesia católica. Los rostros de los presentes reflejaban una mezcla de entusiasmo, devoción y expectación por conocer la identidad del nuevo líder espiritual de más de 1,400 millones de católicos en el mundo.
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Momento histórico
Los periodistas acreditados, entre ellos corresponsales de la AFP, dieron fe del ambiente cargado de emoción que se vivió en ese instante. Familias enteras se abrazaban, algunos fieles rezaban en silencio mientras otros agitaban banderas de distintos países. Se trató de un momento de unidad global, donde las diferencias culturales y lingüísticas se disolvieron en torno a un solo mensaje: el inicio de un nuevo capítulo en la historia del catolicismo.
La atención se concentra ahora en el balcón central de la Basílica de San Pedro, desde donde se espera en breve el anuncio oficial del Habemus Papam. El cardenal protodiácono presentará el nombre del nuevo pontífice, quien aparecerá por primera vez ante el mundo para ofrecer su bendición «Urbi et Orbi».
Mientras tanto, el silencio se mezcla con la euforia en la plaza, donde la multitud permanece expectante, bajo la tarde romana, en una vigilia que marcará un hito para millones de creyentes.